domingo, 6 de octubre de 2013

VOLVER A SEMBRAR

¡Hola Nomo-cultores!

Con la llegada del otoño, el huertín vuelve a coger ritmo y, últimamente, ¡estamos más atareados que nunca!

Las plantas de los frejoles se nos han empezado a secar con el cambio de estación y las hemos retirado, guardando las varas para trabajos futuros. Por ello, y por la reciente ampliación, nos hemos dado una vuelta por el mercado en busca de nuevas plantas para el huertín, pues han llegado nuevas oportunidades para plantar cosas nuevas y seguir aprendiendo.
La tarea de quitar las los fréjoles fue fácil, pero se ha notado el hueco vacío que ha dejado en el huertín y, en el fondo, nos dio un poco de penilla al principio.

Donde antes estaban los fréjoles, ahora hemos plantado dos variedades de lechuga. La nueva variedad que hemos plantado es la de roble rojo, teníamos ganas de probar con algo diferente. Os dejamos un gráfico con distintas variedades de lechuga para que le echéis un vistazo

Esta vez, hemos agregado un puñado de humus de lombriz (que ya habíamos utilizado anteriormente) a la tierra antes de plantar, como veis en la imagen.

Mientras tanto, seguimos trabajando en nuestro proyecto para conseguir semillas de lechuga de manera natural. A nuestra planta superviviente ya le queda poco para que le salga la flor, de la que una vez que se seque, obtendremos las semillas.

Seguimos con el nuevo huertín, el que que hemos empezado plantando una docena de lombarda (Brassica oleracea var. capitata f. rubra), también hemos incorporado humus antes de incorporar la planta. La lombarda también es una de esas variedades de plantas que se dan en esta nueva estación. Curiosidad: su color es debido a un pigmento llamado antocianina, que depende en gran medida de la acidez (pH) del suelo, las hojas crecen más rojas en suelos ácidos mientras que en los alcalinos son más azules.

Para rematar la faena, nos pusimos con los puerros (Allium ampeloprasum). Esa semana, junto con las lechugas y lombardas, también compramos un manojo. Curiosidad: un puerro suele tener cerca de medio metro de altura, y puede llegar a poseer entre 3 y 5 cm de grosor. ¡Menos mal que no compramos un segundo manojo, como nos decía la señora del puesto de verduras! ¡54 puerros salieron de aquel manojo! Aquí tenéis el resultado:


Como podéis ver, durante la plantación tuvimos la visita de un ser vivo cuyo nombre desconocemos (¿un gusano?), y al que trasladamos a una nueva vivienda: la compostadora.


El resultado final del huerto es este:

Ahora, sólo tenemos que pensar cómo nos las vamos a ingeniar para que los gatos dejen de excavar dentro del huertín, ¡¡¡pues nos están desenterrando algunas plantas!!! ¿Sugerencias? Y non, un gomeru y unes piedres nun valen fios.


Ya tenemos el material preparado para la próxima entrada del blog osea que… ¡estad atentos! ¡Feliz semana!