¡Hola Nomo-cultores!
Con la
llegada del otoño, el huertín vuelve a coger ritmo y, últimamente, ¡estamos más
atareados que nunca!
Las
plantas de los frejoles se nos han empezado a secar con el cambio de estación y
las hemos retirado, guardando las varas para trabajos futuros. Por ello, y por
la reciente ampliación, nos hemos
dado una vuelta por el mercado en busca de nuevas plantas para el huertín, pues
han llegado nuevas oportunidades para plantar cosas nuevas y seguir
aprendiendo.
La
tarea de quitar las los fréjoles fue fácil, pero se ha notado el hueco vacío
que ha dejado en el huertín y, en el fondo, nos dio un poco de penilla al principio.
Donde
antes estaban los fréjoles, ahora hemos plantado dos variedades de lechuga. La nueva variedad que hemos plantado es
la de roble rojo, teníamos ganas de
probar con algo diferente. Os dejamos un gráfico con distintas variedades de
lechuga para que le echéis un vistazo
Esta
vez, hemos agregado un puñado de humus
de lombriz (que ya habíamos utilizado anteriormente) a la tierra antes de
plantar, como veis en la imagen.
Mientras
tanto, seguimos trabajando en nuestro proyecto para conseguir semillas de
lechuga de manera natural. A nuestra planta superviviente ya le queda poco para
que le salga la flor, de la que una vez que se seque, obtendremos las semillas.
Seguimos
con el nuevo huertín, el que que hemos empezado plantando una docena de lombarda (Brassica oleracea var. capitata f. rubra), también hemos
incorporado humus antes de incorporar la planta. La lombarda también es una de
esas variedades de plantas que se dan en esta nueva estación. Curiosidad: su
color es debido a un pigmento llamado antocianina, que depende
en gran medida de la acidez (pH) del suelo, las hojas crecen más rojas en
suelos ácidos mientras que en los alcalinos
son más azules.
Para
rematar la faena, nos pusimos con los puerros
(Allium ampeloprasum). Esa
semana, junto con las lechugas y lombardas, también compramos un manojo.
Curiosidad: un puerro suele tener cerca de medio metro de altura, y puede
llegar a poseer entre 3 y 5 cm de grosor. ¡Menos mal que no compramos un
segundo manojo, como nos decía la señora del puesto de verduras! ¡54 puerros
salieron de aquel manojo! Aquí tenéis el resultado:
Como
podéis ver, durante la plantación tuvimos la visita de un ser vivo cuyo nombre
desconocemos (¿un gusano?), y al que trasladamos a una nueva vivienda: la
compostadora.
El
resultado final del huerto es este:
Ahora,
sólo tenemos que pensar cómo nos las vamos a ingeniar para que los gatos dejen
de excavar dentro del huertín, ¡¡¡pues nos están desenterrando algunas
plantas!!! ¿Sugerencias? Y non, un gomeru y unes piedres nun valen fios.
Ya
tenemos el material preparado para la próxima entrada del blog osea que… ¡estad
atentos! ¡Feliz semana!
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